Tengo para mí que el problema existe, pero no queremos enfrentarnos a él.
El empresariado, el protagonista empresarial, y en consecuencia, su vida, están en peligro de extinción entre nosotros.
¿Por qué?
Para el que crea que, aunque sea cierto, el problema no es para tanto, le recuerdo que para vivir necesitamos generar riqueza, sobre todo aquí, que no estamos muy dotados en riquezas naturales. Aparte, claro está, de nosotros mismos que somos la mar de majos. Adelanto mi posición: para mí, la reducción en número de los protagonistas empresariales, de la vocación empresarial, esa desaparición, tiene que ver con la pasión, con los huevos fritos con chorizo y con la cantidad de vida. ¿Cómo van a abundar esos protagonistas si la pasión está mal vista, el colesterol ve con malos ojos al cerdo, y todo el mundo persigue
más calidad de vida?
LA PASIÓN
A lo largo de mi vida profesional, he visto como muchos empresarios que conocía han ido desapareciendo, sin ser relevados. Últimamente veo aceleración en ese proceso. Me refiero al empresario, cooperativista o “normal”, ese “tipo raro” cuya pasión personal estaba ligada a la creación, mantenimiento y desarrollo de un motor de generación de riqueza. Al fin y al cabo, la empresa en sus múltiples formas no es más que eso, un motor de riqueza.
Es evidente que no me refiero al “Propietario de Acciones”, o sea, al que es poseedor del papel y de lo que conlleva necesariamente: el poder y la propiedad de los frutos de esos papeles. El propietario siempre existirá.
Volviendo al empresario “apasionado”, coincidiremos en que su motivación fundamental no era la de hacer dinero, aunque en algunos casos no era fácil la distinción, sino la de crear algo. Estar “loco” por hacer algo. Demostrar que era capaz de llevar adelante una idea de negocio, un proyecto. Por extensión, podemos incluir en esta tipología de vocaciones a todos los protagonistas de Proyectos.
En estas elucubraciones andaba, cuando recordé la diferencia que hay entre participar en algo y estar implicado en ese algo.
LOS HUEVOS FRITOS CON CHORIZO
Hay una parábola para ilustrar la diferencia que existe entre participación e implicación: los huevos fritos con chorizo. Algo realmente rico como plato, hay quien dice que es el mejor invento culinario. En ese plato intervienen el cerdo y la gallina, aunque de manera bien diferente. El cerdo está implicado y, ¡de qué manera¡: tuvo que ser sacrificado. La gallina, en cambio, participa: puso huevos. Pues bien utilizando esta imagen, creo que podemos apuntar a que los protagonistas de proyectos, empresarios incluidos, cooperativistas o de otra clase, son de la categoría del cerdo. Están implicados. Y no hablo de los que llevan la imagen del protagonista, sino de TODOS los protagonistas.
Vive en mi recuerdo la figura de un portero de fábrica, cooperativa la fábrica y cooperativo él (además de cooperativista), que, en mis años mozos, contagiaba su entusiasmo por la empresa a todo el que entraba. Como lo oyes, para ese portero la empresa era suya, era su ilusión. El accionista, en cambio, el mero accionista, es la gallina. Pone huevos y contribuye a la existencia del plato, por lo que participa. Perosi la aventura va mal, sobrevive. Al fin y al cabo, ¿qué gallina fracasa porque un huevo salga mal? Y me refiero, claro está, a los accionistas personas, y a los colectivos, a los que “invierten” en una determinada empresa. Por el contrario, el empresario, el protagonista, todos y cualquiera de ellos, son el cerdo de la historia. Han empeñado su vida en el proyecto. Y el fracaso empresarial es su fracaso. La vida también es así.
Pues bien, la sociedad necesita personas implicadas, que vivan con pasión personal la aventura empresarial. Que vean la empresa como una construcción personal de personas y equipos, y no como acumulación de capitales. De hecho asistimos a una declaración universalmente admitida de que la persona y los equipos son los que crean valor. Si eso es así, y lo es, ya va siendo hora de que lo tengamos más en cuenta a la hora de juzgar las organizaciones y las empresas.
CANTIDAD DE VIDA
Lo que está de moda, hoy, es la calidad de vida. No se sabe muy bien en qué consiste, pero se adivina más o menos como es. A modo de indicadores podríamos incluir, entre otros: la cantidad de horas de ocio que disponemos; el nº de viajes que podemos hacer; el bienestar personal conseguido; la libertad sin compromisos; la cantidad de comidas con otros y acontecimientos extras que tenemos; la cantidad de diversiones; etc. Independientemente de lo que pensamos cada uno, sobre qué es calidad en la vida personal, cuando entre nosotros se habla de calidad de vida, nos referimos a ese tipo de actividades y situaciones. Aunque no compartas esa idea, muchos apuntan hacia ese objetivo: no tener compromisos, gozar del no hacer nada “productivo”. Y claro, ese enfoque apunta en una dirección diferente a la, vamos a llamarle así, cantidad de vida. Tampoco es fácil decir en qué consiste ésta, pero podríamos apuntar en qué dirección se encuentra. A modo de indicadores de cantidad de vida podríamos considerar entre otros: la pasión por lo que hacemos; el nº de líos en los que nos metemos; el nº de esfuerzos gratis que realizamos por el placer de hacerlo; la curiosidad por aprender más, los riesgos que asumimos personalmente; el nº de fracasos que contabilizamos porque así aprendemos; etc.
Es evidente que hoy por hoy, casi nadie recomendaría a un amigo o allegado, esa vía como proyecto vital. Y, en cambio, sólo se puede alcanzar algo de calidad cuando se tiene VIDA. Y la vida se encuentra en esos líos que he mencionado.
Siguiendo por esa vía de razonamiento puedo proponer que la realización de Proyectos, empresariales y otros, suministran una cantidad de vida, que es difícil de encontrar en otras actividades. Por eso me parece que reivindicar el lanzamiento de muchos proyectos empresariales va en la buena dirección para suministrar una vida interesante para las personas, para todas las personas que participan en un proyecto. La aventura de generar y realizar un lanzamiento empresarial es una aventura de vida incomparable con otras actividades. Aporta experiencias insustituibles. Para mí está claro: antes de discutir sobre calidades me parece importante trabajar por tener la mayor cantidad de vida posible.
Terminando: Si generamos pasión.
Si generamos muchos “cerdos” implicados.
Si generamos mucha cantidad de vida.
TENDREMOS VIDA, con su CALIDAD incluida en el “paquete”.
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