La discusión alrededor de un, o peor, del modelo de gestión, se repite. Es un asunto tan viejo como yo, o tan antiguo como la persona. Necesitamos modelos, referencias para nuestra actividad ordinaria. La pregunta sobre qué es mejor se plantea una y otra vez.
Qué es mejor, ¿para quién?, ¿según qué criterios? ¿Necesitamos la danza de la lluvia para que llueva, o para sentirnos a gusto ante nuestras preguntas?
Como, ¿…he hecho bien? ¿…he hecho todo lo que he podido? ¿qué es lo correcto en esta situación?
Hay quien se aferra a la danza de la lluvia.
Todos sabemos que hay muchas clases de “danzas de lluvia”. No solo la que nos parece ridícula…. cuando la vemos en las películas de indios y vaqueros. Hay otras clases que, casualidad suelen practicar “los otros”. Y, a pesar de todo, seguimos practicando las danzas de la lluvia que nos gustan.
Yo no estoy en contra, porque no estoy seguro de casi nada. Sé que en el mundo que me he montado no hay danzas de lluvia. Pero es mi mundo y no tengo ni idea de si en el mundo de afuera, sirven esas maniobras mágicas.
Ahora bien, yo he bailado la danza de la lluvia del EFQM, y tengo que decir que me ha servido, y que me sirven muchos de los pasos que aprendí. Y que, danzando, conseguí un estado de forma y una habilidad que me han servido en muchas otras danzas. Algunas veces llueve después, y otras, no, pero en cualquier paso me divertí y es parte de mí. Y no se me han olvidado los pasos ni el sentido de la danza. Quiero decir: el que yo no tenga danzas de lluvia no quiere decir que no existan, ni si son buenas o malas.
Pero tengo que decir también que me merecen respeto los practicantes de danzas de lluvia que las practican porque les hace bien a ellos. Y, en cambio, no comparto los juicios que manifiestan los “anti” de algunas de las danzas. Creen, en el fondo, que existe danza de lluvia eficaz. La suya.
Y la verdad, la cruda verdad, es que las personas tenemos el mundo que nos construimos, que puede ser interesante, como referencia para otros, pero que es propio e intransferible. Y en cada mundo, hay danzas de lluvia, o no, en función del constructor de ese mundo. Y está bien si está bien para cada mundo.
O sea, más viejo que Matusalén, o que yo.
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